Ciertos amigos nuestros, que son ancianos en otra iglesia, estaban discutiendo sobre la necesidad de adiestrar más hombres para el ministerio de anciano. A medida que buscaban material adecuado para adiestrar a potenciales ancianos, uno de ellos le recordó a los otros: “¡Nadie jamás nos adiestró a nosotros!”. Lamentablemente, el 95 por ciento de todos los ancianos y diáconos podría hacerse eco de esta evaluación.
Page 9